Allá por el año 2018, en una de sus primeras apariciones, Andrés Manuel López Obrador anunció que el objetivo de su administración era aumentar la economía mexicana hasta un 4% anual.
Lo que el presidente deseaba lograr era muy exigente frente al mayor problema que acarrea México: la pobreza. Dos años y medio después del anuncio, las cifras no son las mejores: en los últimos ocho cuatrimestres arrojan una caída del PIB del 4,3%.
Sin duda el peor panorama que hacía mucho tiempo no se veía. Ya en 2019 la caída fue del 0.1% y con la llegada de la pandemia la situación empeoro aún mucho más, con una baja del 8,5%.
La administración de López Obrador y de otros organismos internacionales no pierden las esperanzas de terminar el año con el tan ansiado 4% (el objetivo del comienzo del mandato).
Si bien, y como ya todos sabemos, la economía se paró mundialmente durante casi todo el 2020, pero con la diferencia que México ya venía demasiado golpeado.
¿Por qué dos años oscuros?
En el año 2018, Estados Unidos (primer socio comercial de México) destino del 80% de las exportaciones. En tanto el actual presidente del país azteca comenzaba su dirigencia con una tasa de crecimiento del 2%. Al mismo tiempo creo el Consejo Asesor Empresarial, constituido por los más poderosos del país.
Por ese entonces no era todo color de rosa como se creía y no tardaron en llegar los desacuerdos entre las distintas partes. En el mes de octubre López Obrador lanzo una “encuesta” a toda la ciudadanía en la cual se discutía si seguir con la obra del nuevo aeropuerto de la capital (un proyecto llevado a cabo por el anterior presidente).
Al final se decidió cancelar la continuidad de la obra y esta no fue una buena noticia para el sector empresario. Debido a esto, el gobierno se vio obligado a comprar parte de los bonos del proyecto.
Al mismo tiempo que esto sucedía, el parlamento dispara una iniciativa regulatoria del sector financiero. En ese preciso momento, se comienza con la liberación energética debido a la cancelación de subastas eléctricas.
Llegado el 2019, comenzaron a ver problemas con Estados Unidos, ya que el presidente de ese momento (Trump) decide colocar aranceles si México no actuaba firmemente en sus fronteras.
Luego de muchas conversaciones se llegó a un acuerdo, pero Carlos Urzua, secretario de Hacienda, renuncio a su cargo por las profundas diferencias con el presidente.
Derrumbe del consumo y de la inversión
Como mencionamos al comienzo, la demanda interna sin duda que era una gran esperanza para el gobierno. Pero esto no fue así, ya que el consumo y la inversión arrojan caídas de manera continua desde mucho antes de la llegada del Covid-19.
Uno de los sectores que encabeza la lista fue la inversión destinada a la construcción, maquinaria y equipo. Ya desde el 2018 se mostró en caída por 21 meses continuos, no sirvió ni siquiera los planes de infraestructura presentados en coordinación entre el sector público y privado.
Ante esta situación, Carlos Serrano, economista-jefe del BBVA-Bancomer, afirma: “Los planes de infraestructura poseen alianzas buenas, pero no son suficientes. Esto se debe a que en México las políticas públicas generan la impresión de que no se respetan los contratos como se debe y esto puede ser grave”.
Otro analista que impartió su opinión al respecto, fue el del Banco Base: “no favorece para nada algunas decisiones que se toman, como, por ejemplo: cambios en el sector energético, cancelación de proyectos importantes, campaña en contra de la autonomía del Banco de México, entre otras cosas.”
La llegada de la pandemia en México fue abrumadora, empeoro aún mucho más las condiciones de una economía abierta hasta llegar a esta crisis que se vive en la actualidad.
Por supuesto que el gobierno de López Obrador salió a “defenderse” ante esta problemática y siguió impartiendo subsidios para los más pobres, además de distintos créditos para empresas chicas y funcionarios.
Estas pequeñas acciones se vieron envueltas de diversos problemas y cuestionamientos debido a que otros países del mundo lanzaron planes de estímulo fiscal y apoyo a las empresas.